Que los árboles no te impidan ver el bosque.
Este es el chascarrillo popular que me venía a la mente cuando, bien agarrado a los cuernos de mi burra, trepaba por esas montañazas de Jaén. Aunque en mi caso, lo variaba un poco: "que los cuestones no te impidan disfrutar del paisaje". Porque de las dos cosas tiene esta prueba, de paisajes y cuestones espectaculares.
Pero esta crónica en realidad empieza en otro lugar. Empieza en eltiempo.es porque toda la semana me la he pegado mirando la previsión meteorológica. Y temiéndome lo peor. El borrascazo atravesando la península y yo viendo que me va a caer la del pulpo. De hecho tenía previsto irme el viernes con la family para disfrutar del sábado en el parque natural, pero viendo que el sábado iba a estar lloviendo todo el día pues finalmente nos fuimos el mismo sábado, para llegar por la tarde. Nos instalamos para pernoctar en la misma explanada de la salida-meta. Estuvo toda la tarde-noche lloviendo a buen llover. "La van a suspender" me decía la directora. Infeliz. Con mas de mil dorsales y el tinglao que han preparao, tendría que caer el diluvio universal y no es el caso. Además la previsión para el domingo no era de lluvia.
Y efectivamente, el domingo amaneció muy nublado pero sin lluvia, aunque el campo estaba bien empapado de agua. Me acordé de la hiponova y me estaba temiendo que se repitiese el festival de barro, aunque en el fondo esperaba que los carriles fueran de zahorra y que estuviesen practicables a pesar de la manta de agua que había caido.
Desde las 7:30 de la mañana empezaron a llegar coches y a las 8 nos despertaron con la megafonía. Buena organización para el trámite de recoger los dorsales, con tu maillot de regalo, muy chulo, y una bolsita con otra camiseta, información turística, barritas, aceite de la tierra, etc.
Me preparo el desayuno, y me empiezo a vestir de romano. Aparecen Javier Flo y Juan (Kio52). Nos encaminamos hacia el cajón de salida y nos quedamos por la parte mas bien de atrás. Puntualmente dan la salida sobre las diez de la mañana, hora prevista. Los primeros km son neutralizados, paseito por las calles del pueblo, y ambientillo de gente animando. Salimos dirección a la Iruela y ya aparecen los primeros cuestones serios, aunque por ahora por asfalto. Sobre el km 10 se quita el coche de delante y ala! a apretar to lo que se pueda. En seguida se deja el asfalto y se empieza a disfrutar de carriles anchos con buen firme y unas vistas impresionantes. El caso es que hemos salido de Cazorla que está a 750 y el primer puerto está a 1600 así que 850 metros del ala pal cuerpo, en apenas 20 km. Vino bien para entrar en calor, porque hacía bastante rasca. En el primer avituallamiento comer y beber algo rápidamente porque te quedabas helado con el frío y sobre todo la niebla. Abrigarse y buena bajada muy divertida, hasta pasar a apenas 200 metros del nacimiento del Guadalquivir. ¿he dicho que las vistas y el paisaje son espectaculares?
Unos metros mas adelante está la divisoria ruta corta o ruta larga. Va, ruta larga, no fastidies, esto es una maravilla. Ay, amigo, no se los de la corta, pero en la larga ahí venía la sorpresa. Un puertaco de 12 km de largo con 600 metros de desnivel, pero todo embarradísimo. Esto nos puso bien a prueba. La rueda de la bici era un donut. Cada rueda pesaba 5 kg, y las zapatillas 3 kg. cada una. La gente se bajaba de la bici y subían caminando, pero es que a pié también se hacía bastante penoso. Nosotros subimos todo el puerto sin bajarnos de la bici, pero el avance era muy dificultoso. De vez en cuando se hacía inevitable detenerse a quitar pegotes de barro del puente de la horquilla o de la rueda trasera. Había algún tramo que incluso siendo cuesta abajo, la bici no le daba la gana de andar y tenías que dar pedales para bajar. Las mecánicas se pusieron bien a prueba en este tramo y vimos un par de chavales que habían partido cadena, otro con los cambios retorcidos, etc. El coche escoba tuvo bastante trabajo.
Nuevo avituallamiento y bajada con cuidadín hasta pasar esta vez si, por el mismo nacimiento del Guadalquivir para volver por lo ya conocido. Otro subidón hasta el primer avituallamiento, ahora con menos niebla que permitía disfrutar mejor del paisaje.
En este punto comentábamos Juan y yo, que siempre tiene que haber algún capullo que tire al suelo el envoltorio del gel o de la barrita. A lo mejor se creen que son mas pros por no detenerse a guardar su basura. No lo entiendo la verdad, cuando estás circulando por un parque natural!
Se supone que practicamos este deporte porque amamos la naturaleza, ¿no? Afortunadamente no eran demasiados los que veíamos pero aun así no deja de sorprenderme semejante falta de civismo.
Y así llegamos al tercer avituallamiento, que era el mismo que el primero. Cuando llegamos no quedaba agua, ni nada de beber. Chungo, sres. de la organización. Pa la próxima tenedlo en cuenta hombre, que llegamos macizaos y todavía quedaba para el pueblo un buen tirón.
Y así van cayendo kilómetros, las nubes se abren y nos dejan ver por fin el sol, lo que nos permite darnos cuenta del subidón que nos hemos metido para el cuerpo y del bajadon que nos espera porque a falta de 10 km el altímetro marca 1300. Y efectivamente, el final de la ruta es lo mejor del día. Nos meten por otro recorrido distinto de la subida, con veredas mas estrechas y técnicas que nos van acercando al pueblo. A la llegada pasamos por la plaza vieja y aun queda público animando para esos últimos metros.
Llegada a meta y satisfacción total. En mi caso porque es mi cuarta maratón y la primera vez que llego a meta en condiciones. La primera fue en Alora, y llegué con mas calambres que Endesa y con el coche escoba tocándome la bocina. La segunda fue en El Burgo y en el control del km 50 me mandaron para el pueblo porque llegué fuera de tiempo, y en la de Ahurín el Grande me tuve que retirar por caída.
Al final 6h 6' y 637º de la general, pero sobre todo la satisfacción de haberla terminado y de haberla disfrutado. He echado de menos unas zapatillas mas de invierno porque al final lo que mas frío pasé fue en los pinreles. Y también llevar una cámara en el casco para grabar el recorrido porque, ¿he dicho que las vistas y los paisajes han sido espectaculares?
Y ahora alguna fotillo para ilustrar el evento.
Antes de la salida:
Este es el chascarrillo popular que me venía a la mente cuando, bien agarrado a los cuernos de mi burra, trepaba por esas montañazas de Jaén. Aunque en mi caso, lo variaba un poco: "que los cuestones no te impidan disfrutar del paisaje". Porque de las dos cosas tiene esta prueba, de paisajes y cuestones espectaculares.
Pero esta crónica en realidad empieza en otro lugar. Empieza en eltiempo.es porque toda la semana me la he pegado mirando la previsión meteorológica. Y temiéndome lo peor. El borrascazo atravesando la península y yo viendo que me va a caer la del pulpo. De hecho tenía previsto irme el viernes con la family para disfrutar del sábado en el parque natural, pero viendo que el sábado iba a estar lloviendo todo el día pues finalmente nos fuimos el mismo sábado, para llegar por la tarde. Nos instalamos para pernoctar en la misma explanada de la salida-meta. Estuvo toda la tarde-noche lloviendo a buen llover. "La van a suspender" me decía la directora. Infeliz. Con mas de mil dorsales y el tinglao que han preparao, tendría que caer el diluvio universal y no es el caso. Además la previsión para el domingo no era de lluvia.
Y efectivamente, el domingo amaneció muy nublado pero sin lluvia, aunque el campo estaba bien empapado de agua. Me acordé de la hiponova y me estaba temiendo que se repitiese el festival de barro, aunque en el fondo esperaba que los carriles fueran de zahorra y que estuviesen practicables a pesar de la manta de agua que había caido.
Desde las 7:30 de la mañana empezaron a llegar coches y a las 8 nos despertaron con la megafonía. Buena organización para el trámite de recoger los dorsales, con tu maillot de regalo, muy chulo, y una bolsita con otra camiseta, información turística, barritas, aceite de la tierra, etc.
Me preparo el desayuno, y me empiezo a vestir de romano. Aparecen Javier Flo y Juan (Kio52). Nos encaminamos hacia el cajón de salida y nos quedamos por la parte mas bien de atrás. Puntualmente dan la salida sobre las diez de la mañana, hora prevista. Los primeros km son neutralizados, paseito por las calles del pueblo, y ambientillo de gente animando. Salimos dirección a la Iruela y ya aparecen los primeros cuestones serios, aunque por ahora por asfalto. Sobre el km 10 se quita el coche de delante y ala! a apretar to lo que se pueda. En seguida se deja el asfalto y se empieza a disfrutar de carriles anchos con buen firme y unas vistas impresionantes. El caso es que hemos salido de Cazorla que está a 750 y el primer puerto está a 1600 así que 850 metros del ala pal cuerpo, en apenas 20 km. Vino bien para entrar en calor, porque hacía bastante rasca. En el primer avituallamiento comer y beber algo rápidamente porque te quedabas helado con el frío y sobre todo la niebla. Abrigarse y buena bajada muy divertida, hasta pasar a apenas 200 metros del nacimiento del Guadalquivir. ¿he dicho que las vistas y el paisaje son espectaculares?
Unos metros mas adelante está la divisoria ruta corta o ruta larga. Va, ruta larga, no fastidies, esto es una maravilla. Ay, amigo, no se los de la corta, pero en la larga ahí venía la sorpresa. Un puertaco de 12 km de largo con 600 metros de desnivel, pero todo embarradísimo. Esto nos puso bien a prueba. La rueda de la bici era un donut. Cada rueda pesaba 5 kg, y las zapatillas 3 kg. cada una. La gente se bajaba de la bici y subían caminando, pero es que a pié también se hacía bastante penoso. Nosotros subimos todo el puerto sin bajarnos de la bici, pero el avance era muy dificultoso. De vez en cuando se hacía inevitable detenerse a quitar pegotes de barro del puente de la horquilla o de la rueda trasera. Había algún tramo que incluso siendo cuesta abajo, la bici no le daba la gana de andar y tenías que dar pedales para bajar. Las mecánicas se pusieron bien a prueba en este tramo y vimos un par de chavales que habían partido cadena, otro con los cambios retorcidos, etc. El coche escoba tuvo bastante trabajo.
Nuevo avituallamiento y bajada con cuidadín hasta pasar esta vez si, por el mismo nacimiento del Guadalquivir para volver por lo ya conocido. Otro subidón hasta el primer avituallamiento, ahora con menos niebla que permitía disfrutar mejor del paisaje.
En este punto comentábamos Juan y yo, que siempre tiene que haber algún capullo que tire al suelo el envoltorio del gel o de la barrita. A lo mejor se creen que son mas pros por no detenerse a guardar su basura. No lo entiendo la verdad, cuando estás circulando por un parque natural!
Se supone que practicamos este deporte porque amamos la naturaleza, ¿no? Afortunadamente no eran demasiados los que veíamos pero aun así no deja de sorprenderme semejante falta de civismo.
Y así llegamos al tercer avituallamiento, que era el mismo que el primero. Cuando llegamos no quedaba agua, ni nada de beber. Chungo, sres. de la organización. Pa la próxima tenedlo en cuenta hombre, que llegamos macizaos y todavía quedaba para el pueblo un buen tirón.
Y así van cayendo kilómetros, las nubes se abren y nos dejan ver por fin el sol, lo que nos permite darnos cuenta del subidón que nos hemos metido para el cuerpo y del bajadon que nos espera porque a falta de 10 km el altímetro marca 1300. Y efectivamente, el final de la ruta es lo mejor del día. Nos meten por otro recorrido distinto de la subida, con veredas mas estrechas y técnicas que nos van acercando al pueblo. A la llegada pasamos por la plaza vieja y aun queda público animando para esos últimos metros.
Llegada a meta y satisfacción total. En mi caso porque es mi cuarta maratón y la primera vez que llego a meta en condiciones. La primera fue en Alora, y llegué con mas calambres que Endesa y con el coche escoba tocándome la bocina. La segunda fue en El Burgo y en el control del km 50 me mandaron para el pueblo porque llegué fuera de tiempo, y en la de Ahurín el Grande me tuve que retirar por caída.
Al final 6h 6' y 637º de la general, pero sobre todo la satisfacción de haberla terminado y de haberla disfrutado. He echado de menos unas zapatillas mas de invierno porque al final lo que mas frío pasé fue en los pinreles. Y también llevar una cámara en el casco para grabar el recorrido porque, ¿he dicho que las vistas y los paisajes han sido espectaculares?
Y ahora alguna fotillo para ilustrar el evento.
Adjunto el track:
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